El delito de ser indio


Miguel León-Portilla

A lo largo de los años y los siglos que siguieron a la conquista de México, el destino de los pueblos originarios fue siempre, y sigue siendo, en extremo adverso. De muchos de sus infortunios hablan los frailes cronistas desde el siglo XVI. Fray Bernardino de Sahagún escribió que no quedó de ellos sombra de lo que fueron.

Y, si atendemos a los tiempos presentes, encontramos que las desgracias no han terminado. De los indios contemporáneos puede decirse que unos sobreviven en zonas de refugio con muy escasos recursos, como ocurre con muchos de los que habitan en gran parte del sur de México y varios lugares del altiplano central. De otros debe notarse que, sobre todo durante las últimas décadas, han emigrado, marchándose a las orillas de las grandes ciudades de México y también a algunas de Estados Unidos. Ahí perciben salarios muy bajos y se afanan en provecho ajeno, de diversas maneras, bien sea en el servicio doméstico o en otros trabajos nada apetecibles.

Pero, si es verdad que sigue siendo en extremo adversa la situación de los indígenas, se presentan casos en que parece que ser indio es un delito. A dos casos recientes quiero referirme, dados a conocer por La Jornada y otros periódicos el 15 de agosto de este año. Se presenta uno con el título de La hija que Cirila perdió por no saber inglés; el otro como Doña Jacinta, presa de conciencia. El primero trata de la indígena chatina –grupo de aproximadamente 50 mil habitantes en el suroeste de Oaxaca– que cruzó sin documentos la frontera con el vecino país. Trabajaba en un restaurante chino de la ciudad de Biloxi, en el estado de Misisipi.

Acerca de ella se informa que su nombre completo es Cirila Baltasar Cruz y que tiene 34 años. Hallándose embarazada y a punto de dar a luz, acudió a un hospital acompañada por un miembro de su familia, quien, por saber inglés, podría fungir como intérprete. Recibida en el hospital, se rechazó la presencia del familiar y se le asignó una intérprete de español a inglés. Cirila, bien sea por tener un conocimiento limitado de la primera de estas lenguas, o porque la intérprete tampoco hablaba bien español, o por otra causa, no estableció adecuada comunicación con ella.

Poco después, a instancia de un funcionario del hospital, Cirila, que no tenía documentos migratorios, fue llevada a un tribunal. Ahí la intérprete declaró que la acusada le había dicho que quería entregar en adopción a su hija recién nacida y regresar a México. Por su parte, Cirila, como pudo, manifestó lo contrario, afirmando que nunca pensó en separarse de su hijita. No obstante, el fiscal del tribunal la acusó de grave negligencia que ponía en riesgo la vida de su hija.

La decisión del juez fue que Cirila, por ser inmigrante ilegal, no disponer de recursos económicos y no hablar inglés, debía perder la custodia de su hija, que fue concedida a una pareja estadunidense.

Puede decirse, a la luz de tales cargos, que su delito fue ser india.

El segundo caso ha ocurrido en México. Doña Jacinta es indígena otomí y en el estado de Querétaro ha sido acusada de intento de secuestro, nada menos que de un policía. Vendía ella refrescos en el mercado del pueblo de Mexquititlán, al que llegaron varios policías con el fin de investigar si ahí se vendía mercancía pirata. El pueblo reaccionó en contra y los rodeó.

Éstos, relativamente pronto, quedaron libres. Pocos días después se buscó a quienes los habían intentado secuestrar. En una foto tomada por un policía el día del conflicto aparece doña Jacinta. Esa fue la prueba que se exhibió para detenerla. Llevada ante un juez, como en el caso de doña Cirila, fue interrogada. No pudo ella expresarse porque conoce muy poco el español.

El veredicto del juez fue que doña Jacinta, a la que no se concedió un intérprete, era culpable. Así, aunque inocente, fue condenada a 21 años de prisión. Su delito fue ser india que no pudo defenderse por carecer de recursos y no hablar bien español.

La nota periodística respecto del primer caso añade que la Secretaría de Relaciones Exteriores de México anunció en un comunicado que Cirila ha sido víctima de discriminación y violación a los derechos humanos y que usará todos los recursos legales a su alcance. Informó, asimismo, que se investigan otros tres casos similares de niños mexicanos arrebatados a sus padres en circunstancias parecidas.

Respecto de la segunda acusada, Amnistía Internacional se propone defender a doña Jacinta. Casos son éstos de flagrante injusticia en contra de estas dos indígenas sin recursos y a las que se dio mal trato y han sido condenadas al no hablar inglés o español. ¿Es un delito ser indio?



http://www.jornada.unam.mx/2009/09/10/index.php?section=opinion&article=016a1pol
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Autoridad e Individuo una Reflexión Contemporánea


La obra de Russell titulada Autoridad e Individuo, una antología que permite comprender la llamada democracia, hace un análisis de la sociedad, gobierno, ciudadanos y gobernantes, además de toda la problemática que se desprende de su relación. Me sirvo de esto para plantear el problema de este texto y reflexionar sobre nuestra actual situación.
Al igual que en el Contrato Social de Rousseau, el texto de Russell hace un estudio muy sencillo pero profundo de la formación de las sociedades y su integración como pueblos. Así mismo, repasa el desarrollo de la política y ahonda en la relación entre individuos y estos con la autoridad o gobierno.
Para hacer la preocupación de Russell propia de nuestro tiempo y realidad, me permitiré definir los conceptos: Autoridad e individuo, que sirven a este texto como problema y solución; también agregaré: Gobierno y sociedad, que aunque no son profundizados explícitamente, su importancia se hace mayor en tanto se habla de individuos que se relacionan entre sí y forman grupos en donde se hace necesario un orden.
Autoridad en el contexto de la obra, que al igual que la cohesión social se da por naturaleza e instintivamente, es la capacidad de tomar decisiones grupal o personalmente del individuo. Russell habla de Individuo como una parte esencial en la comunidad, pues éste es quien, mediante su individualidad o agrupación, posibilita el progreso y éxito del gobierno. Gobierno lo define como el mecanismo de organización entre individuos para tomar decisiones en beneficio de la sociedad. Sociedad es definida por Russell como la unión de dos o más individuos, que por características propias del humano e instintivamente, buscan sobrevivir y progresar.
1.
Las sociedades se forman mediante individuos que por razón de sus necesidades, lenguaje, costumbres, conocimientos buscan distintos fines. Uno de esos fines, en principio, fue la supervivencia ante los fenómenos de la naturaleza y la naturaleza misma y después frente a otras sociedades. Luego, ya como grupos sociales, los objetivos se extendieron a la obtención práctica de la comida, a la búsqueda de protección y seguridad, y al desarrollo de la comodidad. Esto mismo provocó no sólo que sobresalgan los sujetos más fuertes, sino los más capaces en todos los sentidos, quienes serán señalados como líderes o buscarán serlo. En esta etapa de las sociedades se plantea ya lo que es el individuo como ente que participa de un grupo social encaminado por otro individuo o individuos, y la autoridad que se le da a estos para dirigir.
Más adelante se dieron convivencias y disputas entre grupos, que fusionados y más grandes cambiaron sus modos de manejo y, por lo tanto, sus líderes. Así, hasta llegar a los gobiernos, integrados por individuos que obtienen el privilegio de dirigir los destinos de la comunidad. Es en este punto donde Russell concretó su reflexión, en la relación y definición de Autoridad e Individuo, tanto en lo práctico como en lo metafísico.
Russell realizó un estudio de las más importantes formas de gobierno, desde su formación hasta sus implicaciones en el desarrollo de las comunidades. En el caso de la reflexión propia de este escrito, el problema se plantea de la siguiente forma: Las comunidades están formadas por individuos, mismos que pueden ocupar un espacio dentro de la autoridad gubernamental, lo ocupan si demuestran ser capaces; la autoridad que se le da al individuo supone el poder dirigir los destinos del pueblo y garantizar la sobrevivencia y progreso del mismo. Hace cientos de años, las grandes civilizaciones no elegían a su gobernante, éste se ganaba el puesto o lo heredaba; a veces, el pueblo confiaba en él a pesar de que se le imponía o sólo se resignaba. Avanzado el tiempo, los medios para instalar gobiernos cambiaron poco, algunos también eran impuestos, otros ya eran elegidos por un grupo o por el pueblo entero.
Muchas reflexiones se han dado a causa de esto, algunas aseguran que la monarquía es la mejor forma de gobierno, otras dicen que la oligarquía, hay las que hablan de anarquías, y en la actualidad hablamos de la democracia, que se ha mostrado en sus dos caras: capitalismo y socialismo, dos corrientes que afirman escuchar al pueblo para gobernarlo con éxito. Discursos que tienen que ver con: Mayor progreso, mejor dominio, la subsistencia, en general, las estrategias para bien gobernar.
Actualmente, hablamos de progreso en la Política (por lo tanto, en los gobiernos), la que se define, también en la actualidad, como el proyecto de ciudad, o de país, o de estado, o de municipio, y en la que están integrados todos los individuos que pertenecen a cada uno de esos estatus comunitarios. También discurrimos sobre nuestra forma de hacer política, que al igual que en la antigua Grecia, llamamos democracia y que en estos tiempos se define como el gobierno de todos y cada uno de los individuos. Esto nos hace pensar que en toda política hay autoridades y hay individuos, que siendo esclavos o no, perteneciendo a una dictadura o no, siendo parte de un gobierno donde todos o sólo uno deciden, existe la relación de autoridad e individuo para el funcionamiento del gobierno y el éxito de la Política. Entonces, la problemática de nuestros tiempos y de este texto queda planteada en la siguiente pregunta: Cuál es el papel del individuo y la autoridad en nuestro tiempo, y cómo conjugar a los dos para, por lo menos, entender el papel de la política en nuestra vida.
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Para Russell el individuo tiene un papel necesario en la ciudad, pero es un individuo que a pesar de ser esclavo contiene su libertad y capacidad de elegir u opinar, o no siendo esclavo, tiene también esas capacidades y las puede usar. Como integrante, es necesaria su existencia, de él depende una parte del avance de las labores diarias que le servirán a sí mismo y a los demás. Entonces, esto le garantiza y genera derechos y obligaciones, las cuales serán determinadas por cada individuo en base a su actuar. Hecho que nos lleva al concepto de autoridad, la cual se gana mediante las aptitudes y resultados.
Actualmente, nuestros problemas ocurren por la provocada confusión de estos conceptos: Autoridad e Individuo. El primer concepto -en la actualidad-, se manipula quedando como la dominación del individuo, provocando una clase de esclavitud ya sea física o intelectual con la que se mantiene el sistema. El segundo concepto -también hoy en día-, se define como el sujeto dominado, que es preciso redefinir para eliminar la misma alienación, para descomponer las cadenas que hacen depender al hombre de la autoridad.
Hablando con el sentido común, aquél tan respetado por Russell, es obvio que el sistema se hace por las condiciones que el individuo presenta, que éste sea quien ajuste el sistema para su bienestar y no el sistema acondicione al individuo. Esta condición permitiría que cada uno de todos los que componen las sociedades, generen el gobierno democrático (en el sentido actual) que pide la utopía de la verdadera política contemporánea.
Como es natural, el humano presenta las características animales que le ayudan a buscar la supervivencia, que le orillan a pelear por el liderazgo del grupo, todas esas particularidades que tal vez hicieron decir a Hobbes ‘el hombre es el lobo del hombre’ y que hacen el problema de la Política un problema Metafísico, son las que enfrentan a las sociedades.
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La Política se hace, como la Filosofía, por una necesidad, en éste caso, de comprender lo que pasa en la comunidad y proponer sus mecanismos de funcionamiento. En la actualidad, voltear a la práctica política no ayudaría a responder, pero si reflexionamos, entenderemos que es el individuo quien puede hacer que funcione bien un gobierno.
Cuando Russell dice que el sistema se debe acondicionar al individuo y no al contrario, está expresando uno de los principios de la democracia, que no es populista, sino la correcta forma de observar cada uno de los engranes que hacen funcionar un reloj. Correcta porque la democracia definida, significa eso, el gobierno del pueblo no el pueblo del gobierno.
Ni en México ni en otro país está claro este tipo de argumentos, puesto que la individualidad ha sido superada por el egoísmo y el interés personal. El sistema opacó el funcionamiento natural de las sociedades, relegando al individuo al mero conteo de su trabajo y no al escrutinio de su opinión política, mucho menos a la observación de su modo de vida.
Aquellos individuos que gobiernan, la mayoría, tan sólo son parte del tornado que han hecho del sistema, es decir, son parte de lo que se dejó arrastrar. Significa que la ambición y la codicia por el poder, por el dinero, han violentado el funcionamiento normal de los pueblos, separando individuo de autoridad e incluso haciendo desaparecer la autoridad.
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Russell como Rousseau, hicieron su estudio político haciendo referencia a un contrato social, que generara los mejores líderes y un pueblo con voz y voto. Todo esto se da de forma natural, es parte de la maquinaria que hace funcionar las sociedades. No es que se firme un contrato, tampoco que se imponga, solamente sucede.
Comprender el problema que la relación Autoridad-Individuo tienen en la actualidad, creo que ayudará a mejorar nuestro sistema de gobierno. Comprenderlo nos hará redefinir esos dos conceptos y replantear las formas de convivencia y liderazgo; ilustrará mejores formas de gobernar.
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Votar Diferente

Muchos ciudadanos se están movilizando para promover la anulación del voto. Sus argumentos son convincentes, el primero de estos es hacer notar que ya estamos hartos de tanto abuso y burla, el segundo, supone que de esta forma sí seremos escuchados, el tercero, es concretar lo que llamamos democracia, el cuarto, exponer nuestras ideas, el quinto, anular una elección en la que compiten los mismos políticos y los ahijados de estos y otros que quieren vivir del presupuesto. Tal vez haya más razones para justificar este movimiento, pero estas son las más importantes.

Los otros, los que defienden el voto, arguyen que sería un golpe a la “democracia” (que tanto ha costado), sería un retroceso político, la voz del pueblo no se escuchará, sería darle la decisión a los otros. Pero su defensa es terca, critican en lugar de ofrecer proyectos y argumentos. Impiden reflexionar el voto poniendo los mismos rostros, los mismos discursos, las mismas mentiras. Aseguran, cínicamente, que no elegir es optar por otros partidos, los de siempre. Dicen que cada voto cuesta mucho dinero y que por lo tanto hay que hacerlo válido, queriendo evitar en las conciencias la culpa por desperdiciar dinero. Esta defensa, esta promoción, la hacen los mismos partidos políticos, los dinosaurios que durante tanto tiempo nos han robado.

Desgraciadamente para los promotores del voto, su defensiva es contraproducente, ya que justifican el por qué no votar y demuestran su poca claridad política. Esto significa que sus argumentos sirven para defender la idea de anular el voto:

Al pueblo le ha costado mucha sangre lograr y defender la democracia; al PRI y al PAN y demás partidos, les ha dado muchas ganancias venderla a Estados Unidos y otros países.

La Independencia, la Constitución, la Revolución, el movimiento del 68, el movimiento del 71, hasta el zapatismo en sus más fundamentales peticiones, son avances políticos; no lo son los favores políticos de Calderón, las estupideces de Fox, el dominio sindical de Elba Esther, el congreso que apesta igual, las ganancias millonarias de los partidos y de los padrinos políticos, los errores del PRI y su repetición con el PAN, la forma en que se adornan y congratulan ofreciendo programas y apoyos, como si el dinero saliera de su bolsillo.

Votando nuestra voz no será escuchada, porque siguen los mismos rateros, entre ellos se protegen y tapan los oídos. Sentados en las curules, hacen lo que ellos quieren, lo que les conviene; se les acaba el poder, regresan al pueblo con las mismas promesas.

Atrayendo el voto (sin importarles que sufragar es progresar), afirman que no votar es darle el voto a otro partido, al más inexperto o al más corrupto. Cualquier partido político, hasta el más pequeño, tiene que ver con otros, cuenta con padrinos y protectores, como lo estamos viviendo en Tlaxco con el partido de la manita, que le sirvió a Ortiz para condecorar a Sosa Salinas y aparentar sus corruptelas.

Cada boleta cuesta mucho dinero, porque entre más tenga un partido a su favor, el recurso le será mayor. Se burlan de nosotros gastándose nuestro dinero en spot’s, en privilegios, en mantener a muchos parásitos que no han logrado nada por el país. Claro que cuesta mucho dinero, y más costará si lo seguimos permitiendo.

Esto hace reflexionar nuestra situación política, pensar el voto y responsabilizarnos por un país que es nuestro.

Por Jorge Esteban López García
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Israel

El gobierno de Israel es diferente al gobierno de los pueblos del mundo (la humanidad), ama al gobierno actual de Estados Unidos y la Guerra es su única solución. 
El gobierno de Israel no ama a la humanidad, que somos todos, junto con los niños, porque como dijo Hemingway, por cada campana que avise muerto, está muriendo una parte de nosotros.  
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